lunes, 31 de enero de 2022

GRITO POR LA PAZ


A todos los callados me dirijo,

a las gentes sin voz, a los sin nombre,

a esa inmensa y piadosa mansedumbre:

pedid la paz a gritos, con palabras

de sangre, desde el punto más interno

de vuestro mundo, desde el centro mismo

del sentir y el pensar, como estallido

primigenio de goce y de dolor,

como una contagiosa y hechizante

canción de Orfeo, mágica y salvífica.


Escupid contra todas las falacias

de las salvajes fieras ambiciosas,

contra la dulce y vana melodía

de los encantadores de serpientes.

Clamad desde el hastío, desde la otra

orilla, desde el límite preñado

de todas las verdades, desde el púlpito,

desde todas las ciencias, desde el arte.

A ver si así revientan los malditos.


© Diego Alonso Cánovas